La escuela hospitalaria del Hospital San Francisco es pionera en todo el Valle de Aconcagua, y se ha ido afianzando en su rol y valiosa tarea de dar continuidad a los estudios de NNA, contando con el reconocimiento del Ministerio de Educación
Conversamos con la sostenedora y directora de la escuela hospitalaria San Francisco de nuestro hospital, Verónica Oliva Osorio, quien, al cierre del presente año, hace un balance muy positivo del trabajo realizado, alcanzando una matrícula de 70 estudiantes, entre niños, niñas y adolescentes. Nos cuenta que la escuela es una instancia compensatoria, concibiéndose desde un comienzo como una instancia de paso, que permite a NNA, dar continuidad a sus estudios mientras se encuentren imposibilitados de asistir a colegios regulares, a raíz de padecer alguna condición de salud invalidante, o tener alguna patología de salud mental.
A este respecto, la realidad de la zona de Llay-Llay, muestra la compleja realidad con la que muchos NNA deben lidiar, manifestándose muchas veces discriminación, sumado ello a la imposibilidad de que colegios regulares puedan hacerse cargo en forma efectiva de estos niños y jóvenes, tomando en cuenta que son alumnos que se encuentran hospitalizados, o con indicación médica de no poder salir de su hogar.
En este contexto, los NNA que se encuentran matriculados en la escuela hospitalaria, se muestran profundamente agradecidos de esta oportunidad que les brinda esta modalidad de escuela, transformándose en un modelo que se adapta exitosamente a las diferentes realidades, pudiendo hacerse aula hospitalaria (en la misma cama del hospital), atención ambulatoria, y escuela en domicilio, que es el mayor número.
Dentro de los desafíos para el 2026, la escuela hospitalaria san francisco, se ha propuesto mejorar en infraestructura, para lo cual se encuentran en conversaciones con la dirección del establecimiento para ver factibilidad de lograr avances concretos en esta materia, y al mismo tiempo, consolidar su rol dentro del proceso de fortalecimiento de la inclusión de niños y jóvenes a una sociedad llayllaina que los está aprendiendo a ver como iguales y personas que merecen las misma oportunidades, el respeto y consideración que todos y todas.

